Ausiàs March. I els seus predecessors

«Una doble tarea se impone el biógrafo de un poeta como es Ausiàs March. Hace falta, si no quiere ser superficial e incompleto, que estudie la obra a la luz de la biografía y la biografía a la luz de la obra. No comprenderá el perfil de su alma, ni su carácter, ni su humor, si no conoce determinadas particularidades que han influido en el pensamiento antes de reflejarse en sus escritos; y, recíprocamente, los detalles que nos ofrecen los registros de los notarios o los expedientes de los abogados pasan sin interés hasta que no se han encontrado las relaciones con su obra. Por lo tanto, después de haber buscado, en nuestros estudios sobre la cronología de las poesías, el hombre que hay detrás del escritor, intentaremos encontrar el autor a través de los documentos. A falta de una autobiografía o de una correspondencia que desvele de forma más completa al hombre y sus ideas, extraeremos de estos viejos pergaminos y de estos papeles medio roídos todos los rasgos capaces de hacernos revivir al poeta, que se había tomado hasta ahora por poco más que un ajustador de palabras sonoras. [...] Las obras, especialmente las de los poetas líricos, son documentos íntimos y personales, confesiones en las que no es imposible que descubramos, cuando las confrontemos con las circunstancias exteriores, al hombre de quien emanan, con sus pasiones, sus dudas, sus iras, sus odios, sus amores más profundos, sus desesperaciones y sus joyas.»