Ausiàs March. Poesies

Ausiàs March debió de nacer alrededor de 1397, probablemente en Gandia. Al servicio de Alfonso el Magnánimo participó en varias campañas militares en tierras italianas (Cerdeña y Córcega), en 1420. En 1424 volvió a participar en otra expedición militar, entonces contra los piratas del norte de África, y ya no tenemos constancia que sirviera nuevamente a su rey como guerrero. Alfonso V le concedió una amplia jurisdicción a su feudo de Beniarjó y a las alquerías de Pardines y Barniza; por otro lado, antes de 1425 fue nombrado «falconer major de la casa del senyor rei», y se ocupó de las instalaciones regias de la Albufera, donde el monarca tenía dispuesto todo lo necesario para adiestrar halcones y perros de caza. En 1437, cuando ya debía de tener unos cuarenta años, Ausiàs se casó con Isabel Martorell, hermana del autor de Tirant lo Blanch, la cual murió dos años más tarde, y en 1443 nuestro poeta se volvió a casar, ahora con Joana Escorna, que moriría en 1454, probablemente en Valencia, donde se habían trasladado en 1450. El 3 de marzo de 1459 moría Ausiàs March en su casa de la calle de Cabillers.
El conjunto de la producción ausiasmarquiana representa un gran paso adelante para la poesía de su tiempo, puesto que se aleja de los modelos de la poesía occitana —formal, temática y lingüísticamente—, que todavía eran considerados como los más «deseables» entre los versificadores del XV y que todavía habían dado representantes como Jordi de Sant Jordi en la misma Valencia. Por otro lado, la experiencia poética que constituye su obra logra un alto grado de originalidad en cuanto que se humaniza y se hace más personal, más íntima, y refleja —aunque fragmentariamente como lo hace toda literatura— su trayectoria existencial. Con todo, Ausiàs March supera las trabas del formalismo excesivo impuesto por el trovadorismo y se acerca a unas posiciones equiparables, en ciertos aspectos, a las «novedades» de la poesía italiana del Renacimiento: a pesar de su todavía patente medievalismo, es evidente también un cambio de sensibilidad que será la clave del éxito que tuvo ya la obra de March entre los lectores del siglo XVI, comoquiera que la encontraban más cerca de sus preferencias «modernas».