Las letrinas

Los váteres no han estado siempre cerrados por dentro, como lo prueba esta historia de los excusados, de la Edad Media a nuestros días, contada con humor y seriedad por Roger-Henri Guerrand. Antes de convertirse en un tema tabú, una prohibición social impuesta por la hipocresía moral burguesa del siglo XIX, las «necesidades naturales» podían satisfacerse sin vergüenza ni falso pudor. El zurullo fue tema poético, por no hablar de los juegos de sociedad referentes al pedo. La materia fecal no inspiró sólo a Rabelais: el Siglo de las Luces conoció una edad de oro de la literatura escatológica.

Con el advenimiento de los burgueses triunfantes, hay que contenerse, aguantarse, reprimirse; el cuerpo debe estar totalmente controlado y rodeado de reglas «racionales». Las «buenas costumbres» cambian de referencia. Higienistas, urbanistas y arquitectos se ocupan seriamente de las «comodidades», y la represión corporal, y por tanto sexual, se ve reforzada. La última resistencia a ese intento de castración sin semejante en nuestra historia se expresará, a principios de este siglo, en la persona del pedómano: ante un público extasiado, éste modulará con finura el último canto a la gloria de la libre expresión de los intestinos ventosos.

Apoyándose en variados y divertidos ejemplos, el autor nos muestra cómo considera, cómo mira y cómo mantiene el cuerpo una sociedad en una época dada. Es la primera vez que se presenta al lector deseoso de entender y divertirse una historia tan sólidamente documentada.