La representación como puesta en escena para una teoría de la mirada

Este trabajo, resultado de la tesis doctoral de Carmen Nogueira, La representación como puesta en escena, para una teoría de la mirada, pone en relación la obra de arte con la realidad. En la situación artística actual este tema es especialmente interesante, porque se sitúa como punto de confluencia de reivindicaciones del arte político, de las obras de los otros, del feminismo, minorías y de otras posturas reivindicativas, que pueden encontrar bajo este lugar común espacios para establecerse. Se trata, de una confluencia especial que trata la representación bajo la mirada del espectador contemporáneo, que pone a prueba una supuesta adecuación de los modos de representación con su objeto. La representación como puesta en escena, asume y se mueve justamente en ese punto de confluencia entre el modo de representación y la realidad, como un pacto al que llega la representación contemporánea para poder referirse a su objeto: el hecho cotidiano.

En este trabajo, se trata de ver la obra como objetos no cerrados, sino, dependientes de la acción del espectador, con matizaciones que vienen de la propia obra, como por ejemplo su entidad significativa. En este sentido se ha aplicado la teoría de la recepción, método ya asentado en otros ámbitos de investigación pero novedoso en las Bellas Artes. En el volumen gremial de este trabajo se incluía, así mismo, una aplicación hipertextual en soporte CD-rom que evidencia relaciones entre las obras analizadas imposibles de clarificar en formato lineal.

Los dos primeros capítulos analizan la representación contemporánea a través de las transformaciones más importantes de su historia reciente. Las siguientes partes proponen una selección de obras que configuran una serie de características representativas de las obras contemporáneas. Así se seleccionaron Cinema de Dan Graham; Mimic  de Jeff Wall; Thank you thighmaster de Inez van Lemsweerde y Simple men de Hal Hartley. Sirviéndose de ellas se concreta un análisis donde se dilucidado una serie de características como la priorización de la actualización de los contenidos de la representación por encima de las formalizaciones. La intención subjetivista, porque se sitúa al espectador como elemento central, la inspiración cotidiana como elemento significativo y su interés en establecerse como comunicación, para ser, casi, un modo de comportamiento más que simple representación.

Estas características intentan dilucidar cuál es el sentido comunicativo de las obras en una postmodernidad crítica, en la que nos ha parecido ver cierta intención ¿educativa? ¿ilustrativa?, en el sentido de una apertura del modo de visión, una enseñanza para ver más allá, independientemente de los contenidos. Ahora ya sabemos que se trata de una obra cuyo modo de significación ha variado.