Coevolución de la vida y el planeta

    Coevolución de la vida y el planeta

    El pasado 12 de marzo, se publicó en VilaWeb una entrevista a Juli Peretó hecha en la sede del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas, del parque científico de la Universitat de València (Burjassot), en la cual hace un repaso a su trabajo como biólogo y de su última publicación, Un planeta creatiu. Com va començar la vida a la Terra i com la fabricarem en el laboratori, de la Institució Alfons el Magnànim. El libro contiene las reflexiones del biólogo e incluye ilustraciones de Manuel Boix y un poema del también científico Carlos Briones.

    A lo largo de la conversación, se llega a la conclusión de que es un libro Frankenstein, hecho de fragmentos, como la criatura del libro de Mary Shelley, a quien Juli Peretó cita en esta obra.

    La elección del título fue un proceso bastante largo. Con una combinación de palabras clave que le gustaban, quería remarcar que la creación, si la entendemos como la aparición de la vida en un momento determinado del tiempo, es el resultado de unos procesos naturales geológicos, la atmósfera, el mar y los minerales; por lo tanto, el creador es el mismo planeta.

    La segunda frase del subtítulo, cómo crearemos la vida en el laboratorio, nos habla de que hay mucha teoría y muchos intentos. Le interesa el origen de la vida en la Tierra hace miles de millones de años, pero también la posibilidad de que aparezca por segunda vez la vida en el planeta, pero, esta vez, en un laboratorio, es decir, por la construcción de un sistema que se manifieste cómo si fuera un ser vivo a pesar de que tenga cosas diferentes, que sea puramente artificial. Esto es lo que se llama biología sintética. Hay muchas líneas de investigación, algunas de las cuales son muy diferentes entre sí, pero convergen en la posibilidad de generar sistemas biológicos artificiales que nos pueden dar beneficios diferentes.

    Peretó dice que no sabremos nunca cómo se originó la vida en la Tierra y cree que no es un defecto de la ciencia, sino una imposibilidad casi filosófica en el sentido de que es algo que pasó en épocas muy remotas de lo que no tenemos datos directos, sino informaciones indirectas. Por lo tanto, a lo máximo que podemos aspirar es a reconstruir como podría haber pasado, y lo hacemos de acuerdo con todos los conocimientos que tenemos de física, química, astronomía, etc.

    El libro se acompaña con ilustraciones de Manuel Boix con los retratos de ciertos autores, porque el libro es un homenaje a todos los autores, algunos que tan sólo ha leído y otros a quienes ha tenido la fortuna de conocer personalmente y cree que le han influido de alguna manera en su trabajo y pensamiento con un resultado muy bonito. También va acompañado de un poema de su colega Carlos Briones sobre el nacimiento de la vida. Carlos es un científico y un buen amigo suyo, y escribió el poema mientras acababa el libro.

    Peretó nos cuenta que, en un capítulo del libro, cambia el estilo y escribe en primera persona. Se pone en la piel del científico Stanley Miller para describir una época histórica determinada en la que quiere manifestar cómo el ambiente y el contexto sociológico, político y cultural del momento también afectan las decisiones que toman los científicos. En este caso, es el momento de la guerra fría, lo que influye todo su trabajo.

    El libro nos habla de microorganismos, bacterias y vida microscópica, que es la vida que más ha durado en la Tierra (desde el principio hasta la actualidad) y de la que depende todo el funcionamiento del planeta. Vemos la capacidad de adaptación, es decir, cómo la vida ha ido buscando las condiciones y adaptándose, y cómo el planeta también ha ido cambiando. La Tierra no es la misma ahora que hace mil o tres mil millones de años. Ha habido una coevolución, es decir, la vida y el planeta han ido juntos y se han ido modificando mutuamente. Todo ese proceso de coevolución y adaptación es el que ha querido reflejar.