De País Valencià a Comunitat Valenciana

    • Fecha:21-12-2022
    De País Valencià a Comunitat Valenciana

    La Institució Alfons el Magnànim-Centre Valencià d’Estudis i d’Investigació acaba de publicar Quan ens dèiem País. La preautonomia valenciana escrito por Guillem Llop y Joana Tormo, es el número 14 de la colección Adés&Ara.

    Quan ens dèiem País analiza el proceso de la transición de la dictadura franquista a la democracia entre el fin del año 1975, con la muerte del dictador, y mediados de 1982, con la aprobación y publicación del Estatut d‘Autonomia, y presta especial atención a la lucha simbólica y política conocida como Batalla de València.

    El libro aporta muchos datos para entender el conflicto que configurará el actual autogobierno valenciano y que evolucionó desde unas posiciones soberanistas que iban acompañadas de un decidido impulso de enderezamiento cultural hasta la aceptación de una descentralización administrativa compatible con la identidad colectiva tradicional. Una de las consecuencias fue la pérdida del que había sido el nombre oficial del territorio en toda la etapa preautonómica, País Valencià (durante cuatro años y cuatro meses la actual Comunidad Autónoma Valenciana recibió antes el nombre oficial de País Valenciano) y la apuesta por el neologismo Comunitat Autònoma Valenciana o, simplificado, Comunitat Valenciana.

    La reconducción del movimiento rupturista hacia un sistema de libertades compatible con la permanencia del franquismo en el poder permitió que la centroderecha concentrara la estrategia en la división de la población en torno a los símbolos identitarios. Lengua, bandera y nombre acabaron siendo demonizados en un clima de violencia impune atizado por el Gobierno.

    Según Llop y Tormo, la oposición democrática encontró en la conciencia nacional una motivación añadida a la conciencia social proveniente de la lucha obrera. No obstante, la reconducción del movimiento rupturista hacia un sistema de libertades compatible con la permanencia del franquismo en el poder permitió que la centroderecha concentrara la estrategia en la división de la población en torno a los símbolos identitarios. Lengua, bandera y nombre acaban siendo demonizados en un clima de violencia impune atizado por el gobierno central. La carencia de voluntad política de la izquierda hizo el resto. El balance, según los autores, será una concepción sucursalista de la autonomía valenciana.